martes, 11 de junio de 2013

El mensaje que no llega. No respondas.

Escribirte cartas para que no las leas
es como hablarle al hombre que soñé en ti.
He pensado sinceramente que no te amé a ti
sino al que quería que fueras.
Te cree en mi mente y le asigné tu cuerpo.
Creo firmemente que tú no estabas lejos de esto también.
Puede ser posible que nunca nos enamoramos de lo que somos
sino de lo que queríamos tener: la mujer y hombre de ensueño.
Nos enamoramos de nuestras ideas e ilusiones.
Nos olvidamos de que eramos otra cosa: la realidad.
He analizado el eterno e infinito lazo que nos ata
y lloro porque no le hallo una explicación lógica.
Eso quisiera decir que existe el destino.
¿Que realmente nuestra vida debe ser juntos?
Debe, como por deber divino; cósmico; intranatural.
Es una locura y es que la locura más carnal siempre nos ha asistido.
Nos hemos amado locamente con tanta locura que hemos sentido el odio.
Yo recuerdo cuando sentía que te amaba con una hermosa luz divina
que me estiraba la boca de sonrisas por ser tuya y tú mio; por ser nuestros.
Cuando luchaba era porque sentía que estaba forjando mi más preciado diamante
y vaya que esa idea no se me sale de la cabeza aún cuando me siento tan marchita.
Pienso que debe existir alguna manera de que encontremos la armonía pero
tantas heridas en nuestros corazones que me da dolor hacer una más.
Esencialmente ésta es la comunicación que jamás he podido lograr contigo.
En primer lugar, por mi ego (que no es muy diferente al tuyo)
y en segundo lugar por esas razones que no sé por qué tanta dificultad entre nos.
Quisiera tener un poder para encontrar una tregua definitiva
y así poder sentir paz estando juntos
o quizás estando lejos.
Pero sentir paz verdadera.
Porque desde que te conozco no he sentido sosiego por largo rato.
Ya son varios años en los que olvidarte (en el sentido figurado, en el que dejas de importar)
ha sido real y catastróficamente imposible.
Y vaya que insisto en alejarme
porque es que cerca tampoco sabemos estar.


¿Hubiese sido mejor no habernos conocido nunca?
¿Qué dices?
¿Tú si has podido encontrar la salida?
¿O también te aturde el silencio del laberinto?

Burcaré ayuda para perdonarnos

El estómago me duele y se me retuercen las tripas.
Nos recuerdo niños y enamorados.
Nos recuerdo ogros.
Nos recuerdo desesperados de ignorancia,
de impotencia.
Si más que amarnos, nos luchamos.
¿Y qué más puede ser el amor que una eterna lucha?
Una lucha contra los malos hábitos
inculcados sin sentidos...
Mal educados en el sentir.
Auto educados por el ego.
Sí, lloro.
Me llora la risa,
me llora la vida.
Fracaso.
El fracaso puede ser duro
cuando lo sientes en serio.
No quiero hablar de ella
pero está enojada.
Dice que para qué la soñamos
si no seríamos capaces de tenerla juntos.
Ella no quiere ser dos porque siempre ha sido una.
Ser... Perdón... Olvido... Renacer.
Ser poeta dificulta el perdón y el olvido.
Parece eterno el renacer.
Adiós por enésima vez...
Pero nunca lo he dicho en serio.
Esto demuestra que es así.

lunes, 10 de junio de 2013

Me desperté más ignorante

Esta mañana me han despertado los pajaritos cantores.
Al mirarme al espejo,
me vi antigua...
de esos tiempos donde
me conocí por primera vez.

Me sonreí por ignorante
por no comprender ni ahora ni nunca
la extraña naturaleza de este amor.
Amor y odio en uno solo;
de amarse tanto es que se odia
-podría ser-.

¿Pero qué es lo que ata?
¿Qué es lo que se mantiene?
Si ya está todo tan gastado
que no tiene forma.
No se puede ver.

Ah, pero eso sí:
Se siente interminable,
profundo e inagotable.

Para mí es como haberme quedado ahí,
donde me concebí mujer verdadera;
donde mis instintos más humanos nacieron.

¡Qué ignorante soy!
En tantos años no he podido entender esto
y me siento tan lejos aún más de conseguirle sentido.
¡Qué ignorante soy!
Qué sentimiento tan místico me han sembrado
y yo nada que puedo descifrarlo ni sé cómo es que se debe sentir ¡Carajos!

domingo, 9 de junio de 2013

Análisis Situacional

Porque es allí donde me he quedado.
Estacionada en medio del caos.

Cuando caminaste lejos de mí
no parpadeé por media hora
y te sentí lejos,
muy lejos.

Lo suficiente.

Pero es hasta ahora que los ojos me arden
y no paran de sangrar.

Pero es hasta ahora que mi mente se detiene
y no es mi corazón,
ni siquiera mi alma...

lo que me duele.

Es algo que está perdido dentro de mí.
Es algo que sé que es mio
algo que no encuentra cómo salir
de lo profundo que lo enterré.

Y no te veo por ningún lado
ni siquiera quiero verte.
Te busco sin querer encontrarte
como quien intenta respirar
al haberse lanzado de la silla
con la soga al cuello.

Son instintos de no sé qué carajos.

Son dolores de parto de aquel amor muerto;
que se me ha muerto dentro.

¿Será acaso que esta muerte será tan lenta que moriré sin haber muerto completamente?
¿Podrá ser posible que te lleve hasta el más ridículo momento de mi vida?
No tiene sentido encontrarse aquí, en este laberinto, donde me he quedado.
Sin saber por qué, ni cómo, ni cuándo... nada.
Sólo que me he quedado aquí y cuando creo que he salido
me duele adentro y no es que te extrañe...
Es que me duele sin sentido adentro de mí
algo que no se acaba de ir
y tengo la terrible idea de que eres tú.